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Carcassonne en un Día de Navidad

Publicado
18/04/2023
 Situada en la cima de una colina en el sur de Francia se encuentra la ciudad de  Carcassonne, una lugar con 2.500 años de historia, un pueblo fortificado y aún habitado que nos va a hacer viajar hasta la Edad Media, con muchos lugares e historias por descubrir.

 Carcassonne es un lugar bastante turístico en Francia, en temporada alta incluso demasiado, pero aún así no podemos negar que es un lugar único y merece la pena una visita. Nosotros lo visitamos durante la Navidad y nos pareció todo un acierto. El pueblo estaba de lo más tranquilo y en estas fechas lo engalan y hay muchas actividades para realizar.

 Primero de todo saber que Carcassonne está atravesada por un río, El Aude, que divide a la ciudad en dos zonas bien diferenciadas, por un lado la ciudad amurallada, en cuyo interior se encuentra la ciudad medieval y motivo de nuestra visita, a la que denominan "la Cité", y por el otro, una ciudad más moderna y animada a la que denominan la Bastide de San Luis.

 Nosotros estuvimos un día completo y os vamos a contar qué ver en Carcasone si tienes poco tiempo, dónde dormir y dónde comer, lo básico para sacar partido a esta ciudad. ¿Empezamos a contarte qué ver en Carcassonne? Pues allá vamos, y vamos a empezar por la zona más visitada, la Cité.

Puerta Narbona (siglo XIII)
 Desde nuestro alojamiento, del que os hablaremos más adelante, comenzamos a andar rodeando las murallas buscando una de las puertas de acceso a la ciudad medieval. La puerta Narbona es la entrada principal a la Cité, siendo la puerta más imponente con su foso y torreones, dándonos un anticipo de lo que vamos a encontrar en su interior. Comienza el viaje a la Edad Media.
 A la derecha de la puerta nos encontramos que nos recibe el busto de una mujer esculpido en piedra, es la Dama de Carcas, mujer que le dio el nombre a la ciudad. La Dama de Carcas, según se cuenta, protegió a la ciudad amurallada del ejército de Carlomagno por allá en el siglo VIII, por lo que en su nombre, a esta ciudad se la conoce como Carcassonne.

La Cité
 Una vez que atravesamos las murallas nos encontramos paseando por estrechas calles empedradas de aire medieval que nos van a hacer viajar varios años atrás. Nos adentramos en la fortaleza más grande de Europa, Patrimonio Mundial de la UNESCO.
 Estas calles están repletas de tiendas, restaurantes y coquetas plazas que a esta hora de la mañana se encuentran ya animadas de visitantes. Todo se ve que está orientado al turismo, pero aún así, merece mucho la pena. Lo que nos llama la atención es que aquí en la ciudad medieval la decoración navideña es escasa, aunque ya nos habian dicho que donde se respira más aire navideño en Carcassonne es en la zona moderna, que veremos esta tarde.
 Vemos locales que venden queso, chacinas, vino, y lo mejor es que en muchos de estos lugares te dan a degustar sus productos, para elegir los que más te gusten.

El Castillo
 Ya es medio día y nos dirigimos al Castillo, visita imprescindible si viajas a Carcassonne. Ya la entrada principal, junto con su foso, nos deja impresionados y nos da un adelanto de lo que vamos a encontrar en su interior. Las entradas las llevamos compradas con anticipación, por lo que no tenemos que hacer colas.


 Haremos un recorrido por la historia de Carcassonne a través de las estancias de su castillo. Visitaremos la Atalaya, la torre más alta del castillo, el Gran Teatro de la Cité creado en 1908 donde se encontraba el antiguo claustro medieval y haremos un recorrido por las murallas, desde donde, cuando los días son claros, se puede ver el macizo de los Pirineos.
 Dentro del recinto nos encontramos con la basílica St Nazaire, la iglesia más antigua de la Cité, que fue catedral de Carcassonne hasta 1801. Esta antigua catedral fue levantada entre 1096 y 1321 y fue clasificado como monumento histórico en 1840.

Maison Hantée o Casa Encantada
 Después de visitar el castillo de Carcassonne, en pocos minutos a pie llegamos a una antigua casa, a la que llaman la Casa Encantada. Este es un plan ideal si se viaja con niños, aunque no niños muy pequeños porque se pueden asustar.
 Se trata de un lugar ambientado como una antigua mansión, donde vamos a ir pasando por distintas habitaciones en las que se producirán extraños fenómenos y alguna que otra aparición. El recorrido es de unos 20 min y nos lo pasamos genial ya que nos reímos un montón. La experiencia no es violenta ni sanguinaria, por lo que es ideal para hacerla en familia. Precio 9€

Museo de la Inquisición
 Cuando llegamos a este museo ya se encontraba cerrado por lo que nos quedamos con las ganas de visitarlo. Este museo se ubica en un gran edificio del siglo XVII donde se encuentra una gran colección de instrumentos de tortura del siglo XII hasta la revolución francesa. Precio 10,50€ adultos, 7,50€ niños (hasta 14 años)

Comer en la Cité
 Llega la hora del almuerzo y no nos podemos ir de Carcassonne sin probar su plato más famoso, la cassoulet. Se trata de un guiso a base de alubias blancas y varios tipos de carne.
 El lugar que elegimos para comer suculento plato es la Maison du Cassoulet, donde habíamos hecho reserva con anterioridad y donde comimos de maravilla.

Puerta de Aude (siglo XIII)
 Y llegamos a otra de las puertas principales de acceso a la Cité, pero que en nuestro caso, la vamos a usar para salir de la ciudad medieval. Desde este punto se tienen una de las imágenes más bonitas de las murallas y los torreones.
 El nombre de esta puerta se debe a que se abre hacia el río Aude, y es una de esas puertas en la que el acceso se hace más difícil, para hacer que el enemigo no pudiera acceder a la Cité.

Puente Viejo (siglo XIV)
 Salimos de la ciudad y atravesamos el que se conoce como Puente Viejo, un puente de piedra sobre el río Aude que separa la ciudad medieval (la Cité) de la Carcassonne moderna (la Bastida de San Luis). Este puente es un lugar muy fotogénico, ya que desde aquí se tiene una bonita imagen de la ciudad medieval. Nos dirigimos hacia la Bastida de San Luis donde se encuentra la mayoría de actividades relacionadas con la Navidad y varias plazas completamente decoradas para estas fechas. Primero pasamos por la oficina de turismo donde nos entregan un folleto con todos los puntos navideños de Carcassonne.

Plaza Gambetta
 Una plaza bastante amplia y de forma alargada, que al ser Navidad la encontramos totalmente decorada con bolas de Navidad gigantes, árboles y grandes burbujas asemejando a las bolas de nieve con escenas de lo más entrañables en su interior.
 En uno de los extremos de esta plaza se encuentra el Museo de Bellas Artes, que contiene una colección de cerámica y pintura de los siglos XVII al XXI. Debajo de esta plaza hay un parking por lo que es un buen lugar para dejar el coche para ver la zona moderna de Carcassonne.

Plaza Carnot
 Es una de las plazas principales y más animadas de Carcassonne ya que se encuentra llena de terrazas y restaurantes. Este lugar suele ser punto de encuentro para los habitantes de Carcassonne. Ahora en Navidad es una plaza con un gran bullicio ya que es aquí donde se encuentra instalada una gran pista de hielo y un mercado navideño donde degustar productos de la región.

Iglesia de San Vicente
 El interior de esta iglesia es bastante sencillo. Nuestro interés por visitarla es porque, según dicen, desde su campanario se tienen unas bonitas vistas de la ciudad medieval, pero nos quedamos con las ganas, ya que el acceso al campanario se encuentra hoy cerrado.
 En compensación nos encontramos que en su interior alberga una exposición de hasta 60 belenes durante las fiestas navideñas.

Plaza André Chénier
 En otras condiciones no hubiéramos visitado esta plaza ya que no deja de ser una plaza normal para pasear, pero ahora en Navidad es pura magia. Aquí encontramos muchas atracciones navideñas para los más pequeños de la casa como la gran noria, tiovivos, el palacio de hielo y muchas más. Los franceses no escatiman en adornos navideños en estas fiestas tan especiales.

Plaza General de Gaulle
 Esta es quizás la plaza que nos pareció menos animada de todas. Aquí encontramos una pista para quads, además de una escalera metálica que nos lleva a un rooftop en las alturas, asemejando que te encuentras en una pista de esquí, con telecabinas y todo, donde puedes tomarte una copa y comer algo. A este lugar no le dedicamos mucho tiempo ya que el ambiente era de jóvenes tomando copas, no vimos niños por ningún lado, así que dimos una vuelta y nos fuimos.

Catedral de San Miguel
 De esta iglesia solo podemos ver la fechada ya que cuando llegamos se encuentra cerrada.
 Esta catedral está construida en estilo gótico de la región de Languedoc y fue declarada monumento histórico en 1849.
 Hasta aquí nuestro paseo de un día por la ciudad de Carcassonne. Ahora nos toca descansar un poco, así que nos dirigimos a nuestro alojamiento.

Dónde alojarse en Carcassonne
 Lo primero que hay que pensar cuando se viaja a Carcassonne es en qué zona queremos dormir, dentro de la ciudad medieval, en los alrededores, o en la zona moderna. Os contamos sus pros y contras de cada zona.

 La ciudad medieval tiene mucho encanto para dormir y al caer la noche tenemos la Cité vacía de turistas. El contra es que dormir aquí es mucho más caro, y a la hora de buscar lugares donde cenar por la noche, en temporada baja, puede ser un problema, ya que muchos de los restaurantes de esta zona cierran.

 La zona moderna es mucho más económica, y si vienes en tren a Carcassonne, vas a tener más facilidades para llegar a tu alojamiento. El problema es que estos alojamientos están más alejados de la Cité, que es la principal objetivo en un viaje a Carcassonne. Y si vienes en coche, lo mejor es buscar un alojamiento con parking porque el aparcamiento está algo regular.

 Desde nuestro punto de vista lo mejor cuando se visita Carcasonne es alojarse en los alrededores de la ciudad medieval. Muchos de los alojamientos que aquí se ubican tienen unas vistas fabulosas de la Cité. Nosotros nos alojamos en esta zona en las habitaciones de Demeure Saint Louis, una mansión del siglo XVIII de lo más acogedora y con una decoración estilo siglo XIX. Además el trato de los dueños es estupendo.
 Desde nuestro alojamiento estábamos a pocos pasos tanto del interior de la ciudad medieval como de la zona más moderna de Carcassonne.

 Carcassonne es un destino único que hay que visitar al menos una vez en la vida. Es una ciudad que enamora y de las que dan ganas de volver.

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