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Beilstein, la Bella Durmiente del Mosela

Publicado
30/08/2024
 Situado en el distrito de Cochem-Zell y a orillas del Mosela, se encuentra el pequeño y coqueto pueblo de Beilstein, que a pesar de su reducido tamaño, merece la pena una visita si se está recorriendo el Valle del Mosela.

 De este pueblo habíamos oído que lo habían apodado como "La Bella Durmiente del Mosela", y es que se quedó congelado en el tiempo conservandose hoy día como años atrás. Esto ha hecho que Beilstein sea uno de los pueblos con más encanto y más auténticos del Valle del Mosela.

 Llegamos a Beilstein a eso de las 13h y aparcamos en un lateral de la carretera principal que pasa junto al río. Justo la zona más cercana al pueblo es zona azul donde cuesta aparcar el coche 1.40€/hora de 10:00-18:00h. Pero si andas unos metros más, acaba la zona azul y se puede dejar el vehículo de forma gratuita.

 A pocos metros de donde aparcamos el coche vemos un restaurante que nos llama la atención y donde nos decidimos a comer, ya que si esperamos más, nos arriesgamos a que cierren las cocinas y no tengamos un lugar donde comer. El restaurante se llama Burg Metternich, con una terraza con bonitas vistas al Mosela y donde comimos por 20€ por persona.
 Ya con el estómago lleno nos disponemos a conocer Beilstein, el pequeño pueblo del Mosela que tan sólo cuenta con unos 160 habitantes. Pero a pesar de sus reducidas dimensiones, está de lo más animado de visitantes que llenan las calles y los restaurantes y cafés que vemos a nuestro paso.
 Lo mejor es perderse por sus calles medievales para ver rincones que se han detenido en el tiempo y que nos llevan a hacer un viaje al pasado.
 Y en pocos pasos nos topamos con la Marktplatz, la Plaza del Mercado de Beilstein. El centro neurálgico de este diminuto pueblo y uno de los lugares más animados ya que se encuentra repleto de terrazas.
 Pero el plato fuerte de Beilstein es la visita de su castillo conocido como Metternich. Aunque se encuentra prácticamente en ruinas, merece la pena subir para ver las vistas que desde aquí se tienen.
 Este castillo pertenecía en 1268 a los aristócratas von Braunshorn. Desde ahí pasó por varias manos hasta que en 1637 los von Metternich se convirtieron en propietarios. En 1689 este castillo fue destruido por los franceses.
 Ya en la cima podemos ver su torreón principal de unos 25 metros de altura y lo que queda de sus murallas, pero lo mejor es asomarse a la balconada para ver Beilstein desde las alturas y el recorrido del río Mosela.En este lugar se respira mucha calma, es ideal para relajarse. En la zona más alta hay ubicado un restaurante con unas vistas impresionantes del valle.
 El precio de la entrada al castillo es de 3€ adultos y 1€ niños (7-16 años). Menores de 7 años gratis. El horario es de 10:00 a 18:00h, siendo la última entrada a las 17:30h.

 Nos dirigimos nuevamente al centro histórico de Beilstein y aprovechamos que se encuentra abierta para entrar a la iglesia Carmelita de San José, que tan bonita se veía desde el mirador del castillo. Esta iglesia fue construida entre el siglo XVII al XVIII.
 Seguimos el camino de bajada del castillo y llegamos a uno de los rincones más famosos y fotogénicos de Beilstein como es Klostertreppe, unas escaleras que conducen al monasterio que junto con las casas que lo rodean hacen que sea un lugar para enamorarse.
 A pesar de ser un rincón tan bonito, lo encontramos totalmente vacío de turistas, y es que pareciera que este lugar es un secreto que pocos de los que llegan hasta aquí conocen, aquellos que se conforman con ver la Plaza del Mercado, y las calles más turísticas.

 Como hemos dicho, Beilstein es un pueblo diminuto que se tarda alrededor de una hora en visitarlo pero que recomendamos totalmente porque tiene muchísimo encanto. Ya que terminamos de recorrerlo volvemos a nuestro coche para dirigirnos a la próxima parada del día, el Meandro de Bremm. ¿Nos acompañas?