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Visita a la granja de renos y almuerzo en kota

Publicado
17/05/2020
 Hoy es nuestro último día aquí en Laponia, a las 18h tenemos que tomar nuevamente el Santa Claus Express, el tren que nos llevará de vuelta hasta Helsinki, pero aún nos queda algo por hacer....

  Según habíamos leído, aquí en Laponia hay más renos que personas, pero nosotros hemos visto más bien pocos. Tan solo unos cuantos renos en el poblado de Papá Noel tirando de un trineo para dar paseos a los turistas. Pero lo que nosotros queremos es visitar una granja donde poder verlos más de cerca, darles de comer y ver como viven.

  Por eso me puse a investigar por internet y encontré la granja Raitola, muy cerca de Rovaniemi, a unos 20 min en coche, y que según leímos en algún blog, habían conseguido visitar las instalaciones sin contratar ninguna actividad. Según pone en su web, Además también cuentan con Huskyes, lo que nos hace mucha ilusión conocer a estos perros árticos. Así que nos arriesgamos y aquí estamos, en la puerta de la granja.

 Cuando llegamos a la Granja de Renos Raitola nos encontramos una gran casa de madera de color rojo donde nos disponemos a entrar buscando a alguien para convencer y que nos dejen pasar un rato disfrutando de la compañía de los renos. Llegamos a un gran salón donde hay tres personas que nos preguntan si tenemos reserva, y nosotros con nuestro básico inglés, le contamos cuál es nuestra intención, la de ver como viven los renos y disfrutar un rato con ellos.

  Los tres se miran y hablan entre ellos, y después de unos minutos nos dicen que podemos ver la granja por 10€ por adulto y la niña gratis. Nosotros aceptamos.

 Una de las muchachas de la granja nos acompaña hasta donde se encuentran los renos más pequeñitos, algunos de ellos de solo unos días de edad. Estos animalitos se encuentran en una amplia zona vallada donde están correteando y jugando unos con otros.

 Nuestra acompañante nos pregunta si queremos darles de comer, y nuestra respuesta es ¡por supuesto!, estamos deseando interactuar un poco con ellos, y estos renos tan pequeñitos nos infunden tanta ternura.....

  Aquí nos quedamos un rato embobados viendo a los bebes renos y dándoles de comer con nuestras propias manos. Mi hija no para hasta que se comen toda la comida que nos han traído, los deja a todos más que satisfechos.

  En este momento comienzan a llegar grupos de turistas acompañados por sus guías para realizar las excursiones que tienen contratadas, por lo que nuestra acompañante se va sin decirnos absolutamente nada para atender a estas personas y a nosotros ya no nos hizo nada de caso.

  Echamos un poco de menos que antes de irse nos hubiera explicado donde podíamos ir, o nos diera unas indicaciones de por dónde movernos dentro de la granja. Así que viendo que nos habíamos hecho invisibles para ella, comenzamos a indagar por nuestra cuenta.

  Los grupos se encontraban como en una zona delimitada por una vaya donde están realizando paseos en trineo tirado por renos, así que nosotros nos vamos en dirección contraria.

 En nuestro camino nos vamos encontrando a los renos adultos que están plácidamente tumbados en la nieve o comiendo pasto que se encuentra en el suelo.

 Son animales asustadizos que nos miran con recelo y no se fían mucho de nosotros. Tenemos que ganar su confianza. Y así, andando por la granja Ratiola nos vamos encontrando con varios ejemplares de renos adultos todos ellos de lo más tranquilos y apacibles. Pero hay un momento en que mi hija comienza a tirar de mi brazo porque ha visto un reno que le ha llamado mucho la atención. Se llama Lumi y es del color de la nieve. Ha sido amor a primera vista.


  Como ya hemos visto la zona de los renos, volvemos a donde se encuentra el personal de la granja para preguntarles por los huskyes, ya que en su página web también ofertan excursiones con estos animales. La chica que nos atendió en un principio nos dice que no se pueden ver, así que sin más que hacer aquí, nos vamos ya hacia el coche.

  Cuando vamos llegando al lugar donde teníamos aparcado el coche, empezamos a escuchar ladridos de perros, así que andamos unos metros más por la carretera siguiendo el ruido y ¡bingo!.

  Vemos una gran explanada llena de jaulas con los perros y los monitores preparándolos para los paseos en trineo para los turistas. La verdad es que no nos gustó mucho el panorama que nos encontramos. Los perros se encuentran en jaulas muy pequeñas, ladrando con mucha fuerza que resultaba incluso sobre cogedor.. Parecían ansiosos por salir de aquella jaula. Nos dimos media vuelta y nos vamos al coche.


 Hoy estamos improvisando un poco. Como es temprano, propongo visitar unos alojamientos que tenía curiosidad por ver, Artics SnowHotel & Glass Iglus, unos iglús de cristal y un hotel de hielo que se encuentran muy cerca de Rovaniemi, a unos 27 km.

  En unos 20 min estamos en una amplia zona para aparcar el coche, y andando solo unos metros vemos estos originales alojamientos alineados, ideales para disfrutar en la noche del cielo estrellado, y si hay suerte, de la aurora boreal.


 Son espacios pequeñitos pero tiene que ser toda una experiencia dormir en este tipo de alojamientos.

  Al fondo vemos la entrada al hotel de hielo y donde nos colamos sin más. Y digo nos colamos porque no fue hasta que vimos el hotel entero y salimos, que no nos dimos cuenta que en el edificio de enfrente había un cartel donde ponía que se vendían los ticket para visitarlo. Ahora nos daba vergüenza decir que ya lo habíamos visto pero que no habíamos comprado el ticket, pero es que tampoco vimos a nadie.

 Este hotel de hielo es también muy bonito pero quizás más sencillo del que vimos en Kemi. Aquí las paredes están menos talladas y juegan más con la iluminación. Por supuesto también cuenta con bar y restaurante de hielo donde tomar un aperitivo o incluso comer en un ambiente de lo más helado.



 Todo el complejo es muy bonito, hasta tienen un reno al que puedes darle de comer y del que me costó despegar a Laura para que fuéramos ya a almorzar.

 Para almorzar nos fuimos al restaurante en forma de kota lapona que también tiene el complejo. El restaurante es de lo más acogedor, con las mesas alrededor del fuego lo cual se agradece para escapar un rato del frío del exterior.

 Aquí probamos la pasta con salmón, pasta con carne de reno y frutos rojos, y la hamburguesa de reno, todo buenísimo. El plato rondaba los 20€ y tenias agua, café y té gratis.



 Después de tal festín es hora de irnos hacia Rovaniemi. Tenemos que devolver la ropa térmica que hemos alquilado, dejar el coche de alquiler, y por ultimo tomar el tren de vuelta a Hersinki.

  Laponia es un destino que nos ha sorprendido. Sus paisajes, las puestas de sol, el color blanco de sus bosques ahora en invierno. Nos vamos pensando en volver para ver como son estas tierras laponas en otra época del año.