Publicado
05/03/2018
05/03/2018
Punta de San Lorenzo
El recorrido que teníamos planeado para hoy era llegar hasta la otra punta de la isla con el coche, haciendo distintas parada en los lugares que más nos interesaban. El primero de ellos la Punta de San Lorenzo que se encuentra a unos 35 kilómetros.
Esta punta es el extremo oriental de la isla que forma una península de unos colores muy diferentes al verde que llevamos viendo estos días ya que aquí nos encontramos con que no hay nada de vegetación.
El coche lo aparcamos cerca del inicio del recorrido. Existe un sendero de unos 5 kilómetros para llegar hasta la Punta do Forado, pero nosotros solo hicimos un tramo porque no queríamos cansar mucho a nuestra niña para que nos aguantara todo el día. Las vistas son muy bonitas, y como todavía no es temporada alta, no se ven muchos turistas por aquí.
Santana
El siguiente punto que queríamos visitar era Santana, una localidad donde se encuentran las famosas casas que se han convertido en icono de esta isla.
Son de forma triangular, con colores vivos y con el techo de paja. Estaban habitadas por los agricultores pero hoy en día son tan solo un reclamo turístico y albergan tiendas de productos típicos maderienses.
Por esta zona vimos mujeres con la vestimenta típica de Madeira que iban acompañadas de un fotógrafo para hacerse fotos con los turistas, si te gustaban ya pasabas por caja, sin compromiso ninguno.Nosotros, como no, nos trajimos una...jaja
Piscinas de Porto Moniz
Desde Santana a Porto Moniz fue el tramo más largo, sobre todo porque lo hicimos por la carretera pegado a la costa que tiene unas vistas durante el trayecto impresionantes, pero es más lento ya que la carretera es más estrecha. Durante el camino nos deleitamos con acantilados, cascadas, las vistas del océano…. ¡ merece mucho la pena !. Cada ciertos kilómetros parábamos el coche para hacernos unas fotitos.
Una de las paradas fue en la cascada Véu da Novia ( velo de la novia ), situada entre Seixal y São Vicente siendo uno de los paisajes más emblemáticos de la costa norte de Madeira. Se llama así porque por su caída parece el velo de una novia. Ir pendiente de las indicaciones porque nosotros nos lo pasamos y tuvimos que dar la vuelta.
Sobre las 14h llegamos a las piscinas de Porto Moniz y lo primero que hicimos fue dirigirnos al restaurante que está dentro de las instalaciones para almorzar. Las vistas son impresionantes pero la comida no nos pareció nada del otro mundo.
Después del almuerzo no hacía demasiada calor y no nos apetecía mucho bañarnos pero cualquiera le decía a mi peque que nos íbamos sin probar el agua, así que mi marido se metió un poco con ella en el agua.
Sobre las 18 h emprendimos el camino de regreso, pero esta vez por el camino más rápido porque queríamos subir al mirador del cabo Girao, pero conforme nos acercábamos se iba instalando una niebla cada vez más densa así que desistimos y nos fuimos directamente al apartamento a ducharnos que teníamos reserva para cenar en el centro de Funchal.
El restaurante al que fuimos a cenar es al llamado “Sabor do Fado”, un sitio bastante pequeño por lo que hace falta reservar con antelación. Este restaurante tiene la particularidad que el personal que te atiende se va turnando para cantar fados mientras comes.
Como ya he comentado es un lugar demasiado pequeño y nos resultó bastante caro, está claro que pagas el espectáculo, eso sí, lo pasamos muy bien.
Después de la cena fuimos a tomarnos nuestras últimas Nikitas porque mañana estos zapatos viajeros ya no estarían en tierras maderienses.