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High line, Chelsea market y repetimos Central Park. Día 7


Publicado
5/03/2018

 Hoy era el último día en esta gran ciudad, desayunamos en el hotel unas tortitas americanas con sirope compradas recién hechas en el Deli de enfrente del hotel tras lo cual cogimos el metro dirección al High Líne, entre Gansevoort Street y la calle 34.

 El High Líne es un parque elevado construido sobre una antigua línea de ferrocarril, tiene aproximadamente dos kilómetros de longitud durante el cual se puede acceder por varios accesos. Comenzamos a pasear por él y no sé si era que hoy hacía más frío que los días anteriores unido al viento o que al ser invierno la vegetación estaba seca pero no le encontré ningún encanto especial, supongo que en verano estará más bonito y animado.
 Estábamos casi solos en el paseo. Bajamos a la altura de Chelsea Marquet, una antigua fábrica de galletas donde inventaron las galletas Oreo y que hoy día se ha convertido en un original mercado de tiendas y restaurantes. Tiene un diseño muy original que ya solo por eso merece una visita.
 Después de este paseo cogimos el metro y nos fuimos a la octava avenida para repetir almuerzo en Shake shack, ya tocaría ponernos a dieta a la vuelta, ahora ¡estamos en América! jaja.
 Como el día anterior nos había ido tan bien descansando un poco en el hotel, nos fuimos a echar un sueñecito para que Laura recargara pilas. A las 17 h volvimos a salir, esta vez para sí ver un poco más de Central Park. Empezamos a la altura de Sheep Meadow que es una inmensa pradera de la que se tienen unas bonitas vistas de los rascacielos. Es un lugar donde los neoyorquinos se reúnen para hacer picnic, toman el sol…. pero al ser invierno y que ya faltaba poco para que comenzara a anochecer estaba cerrado, pero aun así, también se sacan bonitas fotos.
 Luego nos dirigimos a la famosa pista de patinaje también en Central Park donde había muchos niños practicando. Una bonita zona desde donde se ve la pista de patinaje y al fondo los rascacielos es subir a “"La Roca” que hay justo enfrente, desde ahí salen bonitas fotos y es apta para que suban niños y mayores.
  Para salir de Central Park lo hicimos por el extremo del Hotel Plaza, había oído hablar tanto de él que no podía irme sin ver su majestuoso Hall. Se puede entrar sin problemas, al menos a nosotros no nos dijeron nada. Es precioso lleno de glamour.

 Ya había anochecido y empezó a hacer bastante frío, era el momento ideal para tomar un chocolate caliente, el lugar elegido era la chocolatería Max Brenner ( 841 Broadway ). Al entrar te envuelve un aroma a chocolate, ves vitrinas de bombones y ves las tuberías de chocolate que van por el techo de todo el lugar….¿ esto es el paraíso ?. Tienen platos tanto dulces como salados pero la especialidad, por supuesto, es el chocolate. Pedimos una fondue de chocolate con churros y mi niña que es una fan de las pizzas y el chocolate encontró aquí su sueño hecho realidad, ¡ una pizza de chocolate!.
 Después de semejante aporte calórico nos fuimos al hotel porque ya empezaba a refrescar bastante, mientras los demás subían a la habitación a descansar, mi marido y yo quisimos despedirnos de Nueva York y hacer algunas fotos de noche de la zona de teatros de Broadway ya que el día del musical no llevábamos la cámara. Bajamos tranquilamente la Avda. Broadway hasta que llegamos a Times Square donde nos sentamos en sus míticas escaleras rojas en silencio, pensando si algún día nuestros zapatos viajeros volverán a este fantástico lugar.