Publicado
27/04/2025
27/04/2025
Heidelberg es la típica ciudad que teníamos apuntada en nuestra lista de deseos viajeros, y aprovechando que hemos venido a Alemania para realizar varias rutas, una de ellas por el Valle del Mosela, hemos decidido pasar una noche en Heidelberg, famosa por su pintoresco casco histórico, por tener la universidad más antigua de Alemania, y por su castillo, uno de los más visitados del país.
Heidelberg es una ciudad que se puede recorrer a pie y que se puede visitar en un solo día. Nosotros tuvimos mala suerte con el clima y nos llovió bastante, pero aún así creemos que hemos visto lo más significativo de la ciudad, y os vamos a contar nuestra experiencia.
Heidelberg es una ciudad que se puede recorrer a pie y que se puede visitar en un solo día. Nosotros tuvimos mala suerte con el clima y nos llovió bastante, pero aún así creemos que hemos visto lo más significativo de la ciudad, y os vamos a contar nuestra experiencia.
Castillo de Heidelberg
En la zona más alta de Heidelberg, en la cima de una colina se encuentra lo que es el símbolo de la ciudad, la ruina mas importante de Alemania, el castillo de Heidelberg. Al estar en alto, nos tocará subir un poco de pendiente pero caminando a buen ritmo se sube sin problemas en unos 15 min. Además, conforme te vas adentrando en sus muros vas haciéndote una idea de la maravilla que te espera al entrar. Justo antes de entrar nos encontramos con una pequeña ventanilla donde comprar las entradas.
Si no quieres subir tanta pendiente también está la opción de hacer uso del tren cremallera, que nos llevará hasta la estación del castillo. Si te encuentras en la Estación Central de Heidelberg, sólo tienes que tomar el bus (línea 33 o 20) hasta la estación del tren cremallera, y después tomar este último tren hasta el castillo. Precio 9€ que incluyen el funicular, el patio del castillo, el Gran Barril y el Museo de la Farmacia.
La existencia de este castillo se conoce aproximadamente desde 1.225 y llegó a ser una de las sedes residenciales más representativas del Renacimiento.
La existencia de este castillo se conoce aproximadamente desde 1.225 y llegó a ser una de las sedes residenciales más representativas del Renacimiento.
El castillo de Heidenberg ha sido restaurado varias veces a lo largo de su historia ya que fue destruido por un rayo hasta en dos ocasiones, y alguna que otra vez por la guerra. En cuanto entras al patio principal te quedas maravillado con esta joya del Renacimiento alemán, cuya construcción se llevó a cabo con arenisca roja del Valle del Neckar. Aquí podemos ver las magníficas fachadas de edificios como el Ala de Cristal, el edificio de Ottheinrich, edificio Friedrich y edificio Inglés. En este patio será donde llenamos nuestra galería de fotos.
El edificio Ottheinrich nos dejó totalmente embobados. Nos pasamos un rato observando su fachada revestida de impresionantes figuras decorativas siendo una de las construcciones renacentistas más importantes de Alemania. Después de dejarnos impresionar con el patio interior del castillo de Heidelberg, entramos en el Museo de la Farmacia, también incluido en la entrada.
Aquí podemos ver una gran colección mundialmente famosa sobre la historia de la farmacia. Se encuentran expuestos utensilios, muebles y hasta antiguos letreros de farmacia con mucha historia a sus espaldas. Vamos a hacer un recorrido por lo que se le conoce como el "taller del farmacéutico" a lo largo de los años.
Y por último entramos en una gran sala donde huele a vino. Aquí no solo podemos comprar botellas de vino de la zona, que por cierto no son nada baratas, también podemos ver el barril de vino más grande del mundo situado junto al Salón del Rey.
En fotos puede que no se aprecie sus dimensiones pero es gigantesco. Incluso tiene unas escaleritas para poder subir hasta la parte de arriba del barril donde se encuentra el gran balcón, para que te hagas una idea de sus dimensiones. Imagina que aquí caben unos 220.000 litros de vino.
Después de volver a dar otro paseo por el patio del castillo de Heidelberg y entrar en la tienda, nos asomamos a la balconada para ver las vistas tan bonitas de la ciudad que se tienen desde aquí arriba.
Después de volver a dar otro paseo por el patio del castillo de Heidelberg y entrar en la tienda, nos asomamos a la balconada para ver las vistas tan bonitas de la ciudad que se tienen desde aquí arriba.
ahora sí que emprendemos la bajada hacia el centro histórico de Heidelberg para dar un paseo y conocer la ciudad.
Korn-Mark
Llegamos al centro histórico de Heidelberg y lo primero que visitamos es la Kornmark, una bonita plaza donde se encuentra la estación del funicular que va hacia el castillo. Lo bonito de esta plaza es dirigirse hasta una de las esquinas desde donde se tiene una bonita panorámica de la plaza con el castillo de fondo.
Justo al lado de la Korn-Mark nos encontramos otra bonita plaza, la llamada Karlsplatz que también merece la pena una visita, y al estar tan cerca no nos robará mucho tiempo.
Marktplatz
Y a pocos metros caminando llegamos a la plaza más importante del casco histórico, la Plaza del Mercado o Marktplatz. Aquí se encuentran edificios de gran valor como el Ayuntamiento, la iglesia del Espíritu Santo o la Fuente de Hércules. Esta plaza además de albergar el mercado semanal, también ha servido de escenario de juicios públicos. En Navidad un gran mercado cubre esta plaza de puestecillos navideños.
Además esta plaza se encuentra llena de tiendas de souvenirs donde venden todo tipo de recuerdos de Heidelberg, y donde nos animamos a comprar algún que otro detalle.
Chocolatería y Café Knösel
Cerca de la Iglesia del Espíritu Santo, en la calle Haspelgasse hay una tienda fundada en 1863 que se ha hecho muy famosa por vender los Studenten kuss, o en español, beso de estudiante, unas chocolatinas que simbolizan el amor secreto.
Estos bombones se usaban años atrás para cortejar a las señoritas de Heidelberg. Si cuando alguien le regalaba a una mujer este bombón y ella lo aceptaba, significaba que quería iniciar una relación. Amor y chocolate, la mejor combinación.
Puente Viejo (Puente de Karl Theodor)
Otro de los símbolos de la ciudad de Heidelberg, además de su castillo, es el Puente Viejo que cruza el río Neckar y une el casco histórico con el distrito de Neuenheim.
El Puente Viejo de Heidelberg se acabó de construir en 1788 bajo el mandato del Príncipe elector Karl Theodor, realizándose con piedra arenisca de la ciudad. Es un lugar muy fotogénico. En el comienzo del puente se puede ver la figura de bronce de un mono (Brückenaffe) con un espejo. Pues según cuentan, si frotas este espejo te traerá suerte y volverás a Heidelberg.
La entrada al puente llama mucho la atención con sus dos imponentes torres, las cuales formaban parte de la antigua muralla defensiva medieval.
Restaurante Vetter's Alt Heidelberg Brauhaus
Ahora nos toca hacer una parada para para llenar el estómago con comida alemana. Para ello llevamos apuntado el restaurante Vetter's Alt Heidelberg Brauhaus, bastante famoso tanto entre los turistas como los locales, y situado a pocos metros de las torres de acceso al Puente Viejo.
Se trata de un local muy pintoresco donde puedes degustar cerveza local y probar sus sartenes de carne y salchichas. El lugar nos gustó mucho y había una camarera que hablaba español lo que nos facilitó mucho las cosas.
Hauptstrasse
Después de un contundente almuerzo nos vamos a pasear por Hauptstrasse, una de las calles peatonales más largas y antiguas de Europa. A lo largo de esta calle veremos numerosos edificios antiguos muy bien conservados, además de muchas tiendas, cafés y restaurantes.
Lo malo es que mientras paseamos comienza a llover bastante fuerte, y eso que es pleno verano ya que estamos en el mes de julio. Esperando a que pare el aguacero nos metemos en las tiendas para resguardarnos. Como continúa lloviendo decidimos dar por terminada nuestra visita a Heidelberg y dirigirnos a Colonia, donde haremos noche ya que mañana temprano sale nuestro vuelo de vuelta a casa.
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