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DÍA 1. Playa Falesia y playa Marinha


Publicado
05/07/2018


  Después del viaje de ayer hasta el Algarve, que podéis ver en preparativos del viaje, en el que llegamos de noche y no pudimos ver nada, hoy nos hemos levantado bastante temprano para aprovechar las pocas horas de luz. A las 8.15h ya estábamos desayuaádos y dispuestos a comenzar nuestro planing de visitas.

Playa Falesia
 El primer punto a visitar era playa Falesia, en la cual estaba ubicada nuestro hotel ( ver preparativos del viaje). Para acceder a la playa hay que bajar unas escaleras de madera que dan a un inmenso arenal limitado por unos acantilados que destacan por su juego de colores ocres y rojizos. Algunos dicen que les recuerda al Cañon del Colorado, eso sí, en miniatura.
  La playa Falesia a esa hora estaba casi desierta, tan solo nos encontramos a una pareja haciendo deporte. Nosotros nos dedicamos a pasear un rato , a realizar mil fotos para nuestro álbum y Laura a hacer un poco el loco, y es que, a pesar de ser temprano y estar un poco nublado, hacía muy buena temperatura.
  Leímos que esta playa es muy bonita verla al atardecer cuando el sol resalta los colores de las rocas, pero no creo que el día nos de como para llegar a verlo, además como en Portugal tenemos que restarle una hora al reloj, anochece una hora antes que en la península, a eso de las 17h y todavía nos quedaban muchas cosas que ver en el día de hoy.
  Subimos las escaleras hasta nuestro hotel, hicimos el Chek-out y nos montamos en el coche con destino al siguiente punto del día.


Playa Marinha
 Tardamos unos 35 minutos en coche en llegar a Playa Marinha, una de las que más ganas tenía de visitar ya que leí que está considerada como una de las 10 playas más bellas de toda Europa. Llegamos a la conclusión que tiene muy bien merecido el título, es preciosa.
  En cuanto llegas hay un gran parking y una caseta donde puedes contratar paseos en barco para ver esta maravillosa playa desde el mar.
  Nosotros aparcamos nuestro coche, y antes de bajar por las empinadas escaleras que dan a la playa a mano izquierda, nos encontramos con un sendero a mano derecha desde donde se van teniendo preciosas vistas de la playa desde arriba del acantilado.
  En cada punto que nos asomábamos se veía desde una perspectiva diferente y tenía un encanto especial. El sendero no tiene dificultad para los niños y si te gusta la fotografía lo vas a disfrutar mucho.
  Tras llegar a un arco natural, emprendimos el camino de vuelta para bajar por las empinadas escaleras que dan acceso a la playa para seguir deleitándonos con tanta belleza.
  Nos hubiéramos quedado aquí toda la mañana, pero todavía quedaban más cosas que ver, así que pusimos en el GPS nuestro siguiente punto, Ponta da Piedade




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