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Día 2. Faro, Palacio de Estoi y Tavira


Publicado
05/07/2018


Faro
 Hoy amanecimos un poco más tarde para que Laura descansara del día de ayer y no salimos hasta las 10h del hotel ya desayunados.
  Lo primero que hicimos fue pasear por Rua de Santo Antonio, Francisco Gomes y Vasco de Gama, un conjunto de calles peatonales llenas de tiendas y restaurantes que forman un agradable paseo.
 Como era domingo estaba todo cerrado y pudimos disfrutar de esta zona para nosotros solos.
  Cuando acabamos este paseo, aparece la Marina, donde vimos muchos barcos atracados y donde Laura se puso a juguetear con las letras de Faro.
 A pocos pasos de aquí se encuentra la entrada a la zona amurallada de la ciudad, formada por calles empedradas que invitan a perderse por ellas y bonitas plazas, entre la que destaca Largo da Sé, dónde se encuentra la catedral. Había leído que se podía subir a la catedral y ver las bonitas visitas de Faro y la Ria Formosa, pero estaba cerrada. 
 Después de callejear esta zona, nos fuimos hacia el coche para dirigirnos al Palacio de Estoi.

Palacio de Estoi
  Se encuentra a 10 kilómetros de Faro, en la localidad de Estoi.
  En cuanto llegas al pueblo te encuentras muchas indicaciones, no tiene pérdida.
  Se trata de un palacio de estilo “Rococó” del siglo XIX que ha sido reformado y convertido en el “Hotel con Encanto” más importante del Algarve. Entramos con un poco de recelo a pesar de que habíamos leído que se podía visitar sin problemas, y así es. En cuanto entras te encuentras la recepción y les dices que vas a visitar el palacio y con una sonrisa te dicen que pases.
  Accedimos a un pasillo donde se iban sucediendo unos bonitos salones que conservan algunos elementos de su época. Destacan sus techos pintados y sus lámparas, pero lo que más nos impresionó fueron sus jardines que combinaban con bonitas esculturas y el tono rosa de su fachada.
 Aquí Laura se lo pasó de lo lindo jugando a que ella era la princesa del palacio y no paró de corretear por todos los rincones.
  La visita no duró más de treinta minutos, tras los cuales nos fuimos ya hacia Tavira, el último punto a visitar del Algarve.


Tavira
 La visita a Tavira junto con Ponta da Piedade era las que tenía en mi lista de prioridades, y es que Tavira, está considerada la ciudad turística más pintoresca del Algarve.
  Lo primero que hicimos fue dirigirnos al centro histórico donde aparcamos en coche y empezamos a andurrear.
  Lo primero que visitamos fue el castillo, que alberga un jardín, y desde sus murallas tenemos unas vistas muy bonitas de la ciudad. 
 Después de ver Tavira desde las alturas, nos dirijimos a la Iglesia Santa María del Castillo, justo al lado del Castillo, donde hay una celebración en su interior por lo que hicimos una visita rápida.
  Hoy domingo nos encontramos el resto de iglesias y monasterios cerrados por lo que nos limitamos a dar un paseo perdiéndonos por sus calles hasta llegar a la Plaza de la República, una plaza bastante bonita y junto a la cual está el puente el Puente Gilão también conocido como “Ponte Antiga”, siendo uno de los símbolos de Tavira que une las dos orillas del río Gilão.
 Este puente es de gran belleza, dividiendo Tavira en dos haciendo una bonita postal.
  Después de este paseo ya estaba picando el hambre, así que buscamos un lugar para comer. Para ello nos salimos del casco antiguo porque pensamos que si nos alejamos un poco de esta zona encontraríamos siempre precios más económicos. Íbamos por la carretera y ¡atención! Vi la terraza de un restaurante con una parrilla de pescado humeante así que le dije a mi marido…¡para, para¡ !qué ahí nos quedamos!.
  Fue todo un acierto, nos hinchamos de comer pescado a la parrilla y a un precio muy económico.
  El restaurante se llama Las Tres Palmeiras, ubicado en Rua Vale de Caranguejo. La comida constaba de un menú para todos igual con un precio de 10€ y por la niña nos cobraron la mitad. Con el menú nos pusieron una ensalada, aceitunas, patatas asadas, 3 lubinas, 2 doradas y tres chocos, todo a la parrilla y riquísimo. En total pagamos 28 € por los tres con las bebidas incluidas.
  Con la barriga llena y muy satisfechos por el fin de semana que habíamos pasado, ya pusimos rumbo de nuevo a casa.